
El gobierno de Joseph Biden y sus aliados occidentales, culparon formalmente a China de un hackeo masivo del software de servidor de correo electrónico Microsoft Exchange y afirmaron que ciberdelincuentes criminales asociados con el gobierno chino han llevado a cabo ransomware y otras operaciones cibernéticas ilícitas.
Los anuncios, aunque no iban acompañados de sanciones contra el gobierno chino, pretendían ser una condena contundente de las actividades que un alto funcionario de la administración Biden describió como parte de un “patrón de comportamiento irresponsable en el ciberespacio”. En este sentido, se puso de manifiesto la continua amenaza de los piratas informáticos chinos, incluso cuando la administración sigue consumida por tratar de frenar los ataques de ransomware de los sindicatos con sede en Rusia que han tenido como objetivo las infraestructuras críticas.
El amplio abanico de ciberamenazas de Pekín reveladas el lunes incluía un ataque de ransomware de piratas informáticos afiliados al gobierno que se dirigía a las víctimas -incluso en Estados Unidos- con demandas de millones de dólares. Funcionarios estadounidenses también denunciaron que hackers criminales asociados al Ministerio de Seguridad del Estado de China han participado en esquemas de extorsión y robo cibernético para su propio beneficio.
Mientras tanto, el Departamento de Justicia anunció, el lunes último, la presentación de cargos contra cuatro ciudadanos chinos que, según los fiscales, trabajaban con el MSS en una campaña de piratería informática dirigida a docenas de sistemas informáticos, incluyendo empresas, universidades y entidades gubernamentales. Los señalados, están acusados de atacar secretos comerciales e información empresarial confidencial, incluyendo tecnologías científicas e investigación de enfermedades infecciosas.
Biden dijo a los periodistas que “la investigación no ha terminado”, y la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, no descartó futuras consecuencias para China, diciendo: “Esta no es la conclusión de nuestros esfuerzos en lo que respecta a las actividades cibernéticas con China o Rusia”.
Incluso sin nuevas sanciones, las acciones del lunes probablemente exacerbarán las tensiones con China en un momento delicado. La semana pasada, Estados Unidos emitió otras severas advertencias contra las transacciones con entidades que operan en la región occidental china de Xinjiang, donde se acusa a China de reprimir a los musulmanes uigures y a otras minorías.
La administración también advirtió a las empresas estadounidenses del deterioro del entorno comercial y de inversión en Hong Kong, donde China ha estado reprimiendo las libertades democráticas que había prometido respetar en la antigua colonia británica.
La Unión Europea y el Reino Unido fueron algunos de los aliados que denunciaron a China. La UE dijo que las actividades cibernéticas maliciosas con “efectos significativos” dirigidas a instituciones gubernamentales, organizaciones políticas e industrias clave en los 27 estados miembros del bloque podrían estar vinculadas a grupos de hackers chinos. El Centro Nacional de Ciberseguridad del Reino Unido dijo que los grupos tenían como objetivo las industrias marítimas y los contratistas de defensa naval en Estados Unidos y Europa, así como el Parlamento finlandés.
El hackeo de Microsoft Exchange que hace meses comprometió decenas de miles de ordenadores en todo el mundo fue rápidamente atribuido a ciberespías chinos, por Microsoft.