
Un ciberataque al puerto iraní de Shahid Rajaee, en la última semana, tenía por objeto advertir a la República Islámica contra los ataques a la infraestructura israelí, después de que, según se informó, un ataque informático iraní se dirigiera a los sistemas de abastecimiento de agua israelíes, en abril del corriente año.
El 11 de mayo, Mohammad Rastad, Director General de la Organización Marítima y Portuaria (PMO), anunció que un ciberataque logró dañar varios sistemas privados del puerto de Shahid Rajaei, confirmando que el ataque fue realizado por una entidad extranjera, según Fars.
Aunque Rastad subrayó que las operaciones no se habían visto interrumpidas por el ataque, funcionarios de los gobiernos de los Estados Unidos y extranjeros dijeron a The Washington Post que el tráfico en la zona se había detenido y estaba plagado de problemas durante varios días.
A principios de este mes, el gabinete de seguridad de Israel se reunió para discutir este supuesto ciberataque iraní a las instalaciones de agua y alcantarillado israelíes que tuvo lugar el 24 de abril.
El ataque provocó que una bomba en un sistema de agua municipal en la región de Sharon, en el centro de Israel, dejara de funcionar. La operación se reanudó poco después, pero se registró como un acontecimiento excepcional, según el Times.
Una empresa de seguridad que investigó el incidente, descubrió que el malware causó el cierre y el incidente fue comunicado a la Dirección Nacional de Cibernética de Israel y a otros organismos de inteligencia. Los funcionarios israelíes descubrieron que el malware provenía de una de las ciberunidades ofensivas del Cuerpo de Guardias Revolucionarios de Irán (IRGC). El ataque y la calidad del mismo fueron descritos como “miserables” por los funcionarios de inteligencia, según el Times.
Aunque el ataque contra el sistema de abastecimiento de agua de Israel, no causó daños sustanciales, los iraníes lo consideraron una escalada sustancial, especialmente porque el ataque se dirigió contra la infraestructura civil.
Inicialmente, los funcionarios israelíes habían decidido no tomar represalias por el ataque contra el sistema de abastecimiento de agua, ya que el ataque habría sido menor incluso si hubiera tenido éxito, pero cambiaron de opinión después de que se publicaron noticias del ataque en los medios israelíes de comunicación, según altos funcionarios de inteligencia y expertos de la región.
Los funcionarios del gobierno, encabezados por el entonces ministro de defensa Naftali Bennett, consideraron que Israel debía responder de manera similar atacando la infraestructura civil iraní y luego filtrarla a los medios de comunicación internacionales.
Se eligió específicamente al puerto de Shahid Rajaee, porque no era un objetivo central y enviaría una advertencia de que los ataques a la infraestructura civil israelí no quedarían sin respuesta, y cruzarían una línea roja.
Con información de: El País.