La criptomoneda estrella, Bitcoin, es en sí misma un novedoso capítulo aparte en el mundo de las inversiones. Su aumento de 1800% durante 2017 (pasó de $1000 dólares a 19.000 dólares) motivó el furor de inversores de todo tipo, que comenzaron a entrar en un negocio tan atractivo como incierto. ¿Hasta dónde podía escalar Bitcoin? Esa era la pregunta que todos se hacían.
Una posible respuesta llegó el viernes último, cuando la criptomoneda se desplomó hasta llegar a valores apenas superiores a los 11.000 dólares. Entonces surgió otra pregunta: ¿se rompió la burbuja del Bitcoin? La respuesta depende de quien la dé. Lo cierto es que muchos consultores venían advirtiendo sobre los riesgos de la suba meteórica del Bitcoin, y la sensible baja de la semana pasada no hizo más que poner en claro que Bitcoin no escapó al destino de muchos activos que suben de valor de manera extraordinaria en un lapso de tiempo muy breve. La física financiera indica que todo lo que sube muy rápido, tiene que bajar. Y Bitcoin cumplió con ese proceso a la perfección.
¿Qué esperar ahora? Esa sería una tercera pregunta, que el correr de los días empezará a responder. En lo inmediato, la moneda comenzó la semana repuntando un 10% con respecto a su cierre del viernes. Sin embargo, la volatilidad que presenta esta inversión asusta y hay que tener una gran tolerancia al riesgo para involucrarse en este boom de las finanzas. En este sentido, las alertas de consultores financieros y de organismos públicos no cesan.
La incertidumbre sobre el comportamiento de esta criptomoneda es mayúsculo: por un lado, la tecnología abre a diario nuevas oportunidades para su expansión; por el otro, la legislación aún no logró adaptarse a su vertiginoso avance. Mientras estos dos procesos no logren ponerse de acuerdo, la incertidumbre seguirá subiendo, incluso más que el propio Bitcoin.
Con información de: La Vanguardia / BBC.